Septiembre en Chile siempre tiene un aire distinto. Las banderas flamean, la música típica se cuela en cada esquina y el calendario se tiñe de rojo con dos de los feriados más esperados del año: 18 y 19 de septiembre. Para las empresas, especialmente las pymes, estos días significan mucho más que cuecas y empanadas: son un desafío de gestión que exige precisión legal, planificación anticipada y, sobre todo, cuidado del clima laboral.
Los feriados del 18 y 19 no son opcionales: la ley los clasifica como irrenunciables, al igual que el 1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre. Esto implica que la gran mayoría de los comercios deben cerrar, con contadas excepciones como farmacias de urgencia, restaurantes o estaciones de servicio. El detalle no menor es que el descanso se extiende más allá de las 48 horas: comienza a las 21:00 horas del día previo y termina a las 06:00 del día posterior. Las multas por incumplimiento no son simbólicas: oscilan entre 5 y 20 UTM por trabajador, dependiendo del tamaño de la empresa.
En otras palabras, no se trata de un simple feriado, sino de un marco normativo estricto que obliga a organizarse con cuidado.
La demanda que no se detiene
Mientras la ley impone límites claros, la realidad del mercado empuja en sentido contrario. Septiembre suele ser el segundo mes con mayor consumo después de diciembre. En algunos sectores, las ventas crecen entre un 15 % y un 35 % respecto de una semana habitual. Esa presión se siente con fuerza en rubros como el comercio, la gastronomía y los servicios asociados al turismo. Para las pymes, el dilema es evidente: ¿cómo responder a esa mayor demanda si la normativa reduce los días efectivos de trabajo?
La respuesta está en la anticipación. Diseñar turnos pensando no solo en los feriados, sino también en la carga que se concentra antes y después de ellos, es la única manera de evitar la sobreexigencia de los equipos y la frustración de los clientes.
Vacaciones que se vuelven puentes
A este escenario se suma una práctica recurrente: muchos trabajadores buscan alargar las celebraciones con días de vacaciones contiguos. Si la empresa no ha establecido criterios claros para asignar estos permisos, el resultado puede ser caos y desconfianza. Rotación anual, antigüedad o sorteo son fórmulas válidas siempre que sean comunicadas con transparencia. La clave está en que nadie sienta que la decisión fue arbitraria.
La comunicación como antídoto al estrés
En semanas cargadas de expectativas y emociones, la comunicación interna se vuelve tan importante como la organización de turnos. Informar con tiempo, usar canales formales y mantener un calendario visible reduce la ansiedad y evita malentendidos. El rol de los líderes intermedios es fundamental: son quienes traducen la planificación en confianza, responden dudas y transmiten seguridad al resto del equipo.
El aliado tecnológico
En la última década, la digitalización ha pasado de ser un lujo a una necesidad. Un estudio de Deloitte muestra que las pymes que incorporan soluciones tecnológicas tienen un 28 % más de probabilidades de enfrentar con éxito interrupciones operativas, como las que generan los feriados irrenunciables. Aplicaciones para gestionar turnos, plataformas de solicitudes de vacaciones o inventarios digitalizados ya no son solo herramientas de grandes empresas, sino recursos accesibles que facilitan la vida de las pymes.
Detalles que construyen cultura
Aunque la normativa y la planificación marcan el ritmo, no hay que olvidar que las Fiestas Patrias también son una oportunidad para fortalecer la cultura organizacional. Un desayuno compartido, un presente sencillo o un espacio de encuentro son gestos que refuerzan la cohesión y transmiten preocupación por el bienestar de los trabajadores. No requieren grandes inversiones, pero sí coherencia con la identidad de la empresa.
Mucho más que cumplir con la ley
Gestionar septiembre no es solo un tema administrativo. Es un momento en que las empresas muestran su capacidad de organización, su respeto por las normas y su compromiso con las personas. Una pyme que llega preparada a estas fechas no solo evita multas, sino que gana confianza interna, proyecta solidez frente a sus clientes y contribuye a un clima laboral más sano.
Porque en un país donde las Fiestas Patrias se viven con tanta intensidad, el verdadero éxito no está solo en las ventas ni en los balances: está en lograr que la celebración sea compartida por todos, sin estrés y con la tranquilidad de un trabajo bien hecho.